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Investigadores del IBSAL concluyen que la inhibición de las NADPH oxidasas deteriora drásticamente la proliferación y viabilidad de las células de LMC e inhibe el crecimiento de tumores in vivo
La Leucemia mieloide crónica (LMC) es un síndrome mieloproliferativo crónico causada por una anomalía genética y en la actualidad es uno de los procesos mejor conocidos a nivel molecular.
En la LMC una translocación cromosómica (t9;22) da lugar a la formación del llamado cromosoma Filadelfia, en el que partes de los cromosomas 9 y 22 intercambian sus posiciones. En este cromosoma anómalo parte del gen de la región de fractura (BCR en ingles Breakpoint cluster región) en el cromosoma 22, se fusiona con parte de otro gen, el ABL del cromosoma 9 y da lugar a la formación de 1 nuevo gen hibrido, el BCR-ABL que codificará una proteína anómala, la tirosinquinasa BCR-ABL.
La tirosinquinasa BCR-ABLes una proteína muy activa con funciones de regulación sobre el ciclo celular, provocando un trastorno proliferativo clonal. Además se esta formando continuamente por la transcripción continua del gen, sin necesidad de ser activado por proteínas exógenas lo que complica el proceso.
El tratamiento ideal de la LMC sería la reparación molecular del gen anómalo, para que la proteína codificada fuera normal y así conseguir la curación total, pero aún no hemos llegado a estos niveles. Actualmente el tratamiento de la LMC se basa en un fármaco que inhibe la proteína BCR-ABL; este ocupa el dominio de la proteína, con lo que impide la cascada de acontecimientos que esta provoca en el ciclo celular. Sin embargo la aparición de resistencias es un serio problema.
La tirosinquinasa BCR-ABL es el punto de partida de una serie de reacciones que provocan la LMC, en esta cascada de reacciones, es clave otra proteína (enzima) la NADPH oxidasa, es una proteína transmembrana, lo que quiere decir que se presenta un receptor especifico en la membrana celular.
El IBSAL evalúa en este estudio la familia de estas proteínas transmembrana como dianas terapéuticas en la LMC. Llegando a la conclusión de que la inhibición de las NADPH oxidasas deteriora drásticamente la proliferación y viabilidad de las células de LMC e inhibe el crecimiento de tumores in vivo. Además, la combinación de inhibidores de las NADPH oxidasas con inhibidores de BCR-ABL era altamente sinérgica. Los investigadores sugieren que esta estrategia podría utilizarse no solo en LMC sino también en otros tipos de tumores.
Por tanto, este estudio demuestra que las NADPH oxidasas son una interesante diana terapéutica para la LMC, que podría usarse como alternativa al uso de inhibidores de BCR-ABL, o para potenciar el efecto de dichos inhibidores. Será interesante en el futuro profundizar en la posibilidad de trasladar estos resultados a la práctica clínica.